PRODESSE ET DELECTARE

El tópico literario del prodesse et delectare fue observado por Horacio en el siglo I a.C. en su Arte poética. Se podría traducir como “enseñar deleitando”; y se conocía como el carácter bivalente que debía tener la obra literaria que estuviera destinada a entretener y, a la vez, enseñar. Este tópico es similar al del “Dulce et utile”.

Gracias al tópico del prodesse et delectare, entre otros, podemos distinguir entre poesía pura, como arte, y la poesía didáctica, cuyo extremo lo constituyen recursos mnemotécnicos para que sea más fácil recordar ciertas cosas o los intentos fallidos o no, de hacer el aprendizaje más divertido. En la tradición clásica este tópico fue el dominante durante varios siglos. En el siglo XIX y sobre todo en el XX se inaugura una búsqueda de una literatura que, sin dejar las preocupaciones morales, se basara en la respuesta individualizada y así, con la interpretación propia del lector y su posterior reflexión.

Desde Aristóteles, los géneros se han clasificado en tres grupos: épica -la actual narrativa-, lírica y dramática. Aunque no se ajuste a esta clasificación, sería bueno incluir el género didáctico, que se distingue por su finalidad. El único fin del autor es enseñar, adornando el texto, si quiere, con elementos literarios que lo doten de una forma que sea muy atractiva. Estos textos se componen en prosa y su función predominante es enseñar. Sus formas clásicas son los diálogos y coloquios, inscritos al género dramático, y el ensayo.

Los salones literarios eran reuniones celebradas en residencias de un anfitrión, con la finalidad de disfrutar de una compañía amena, refinar el gusto y ampliar el conocimiento a través de la conversación y la lectura; una interpretación perfecta del prodesse et delectare. Eran reuniones literarias y filosóficas francesas de los siglos XVII y XVIII, pero hoy en día todavía se celebran.

 En la actualidad…

La educación, desde sus inicios, ha necesitado la literatura para poder llegar a su público. La literatura de los últimos años combina el placer de leer y el beneficio intelectual, por decirlo así, que esto conlleva. Esto proviene del tópico horaciano de enseñar deleitando; porque se puede disfrutar de una buena lectura y a la vez adquirir nuevos conocimientos sobre historia, ciencia o, simplemente, cultura general. La forma que tienen hoy día las obras literarias está justamente así para aumentar el interés y la intensidad de lectura y ayuda al público a recordar aquello que se expone. Un buen ejemplo es la poesía didáctica, comentada previamente, que sería la reencarnación de esta idea en nuestros días, porque transmite conocimientos e información adicionales. Los objetivos de esta poesía en la actualidad son la difusión del conocimiento científico y fortalecer, por otra parte, la moral cristiana y ciudadana. Esta poesía se divide en subgéneros, como son los poemas, la sátira y las fábulas. Otro ejemplo pero menos “divertido, por decirlo así, de este tópico serían las enciclopedias en especial las infantiles, donde se reúne el conocimiento de la humanidad hasta nuestros días y da al lector la opción de formarse rápida y fácilmente.

Aunque pueda parecer que la búsqueda del aprendizaje ameno hoy día sea ya obsoleta, no es así. Sin ir más lejos, en 2006 un grupo de música llamado Los Katetos, lanzó un nuevo álbum cuyo single se llamaba Prodesse et delectare; y la maqueta intentaba reflejar aspectos de la vida cotidiana, como el amor o la infravaloración por parte de los urbanitas hacia los campesinos, los “Katetos”.

También, hoy en día los principios de este tópico todavía son usados, como hicieron Seggitur y Editurinfo que organizaron un acontecimiento formativo en Madrid dirigido a la industria del turismo, con la finalidad de reunir a profesionales de las diferentes áreas del sector y promover el necesario intercambio de ideas para afrontar la actual crisis en este sector. Esta experiencia puso en danza el clásico principio de Horacio: aprender deleitando.

El propósito que tenía este tópico de ser útil sin dejar de entretener, constituye el tópico que la literatura del siglo XVIII retomará de los clásicos, y todavía está presente en buena parte de artículos periodísticos que se publican.

Hemos pasado de pensar de forma lineal a hacerlo de forma asociativa y regir todo aquello que hacemos, inconscientemente, por la búsqueda del placer o recompensa inmediata. Y el aprendizaje y la enseñanza, también se incluyen en esta espiral de cambios. Quizás ahora estemos en disposición de recuperar lo que decía Horacio para,  precisamente, tratar de enseñar y dar placer al hacerlo; enseñar de manera placentera para conseguir hacer útil y productivo, a larga distancia, el proceso de enseñanza; y que aquellos que están inmersos en éste saquen el máximo provecho.

Mariona Folguera

Bibliografía

http://www.estudi66.cat/bloc/?p=61

http://rodin.uca.es:8081/xmlui/handle/10498/10794

http://personal.telefonica.terra.es/web/apuntesasr/LenguajeLiter.htm

http://revistas.uca.es/index.php/cir/article/view/364

http://journals.cambridge.org/action/displayAbstract?fromPage=online&aid=643556

http://cvc.cervantes.es/obref/dialogos_minsheu/presentacion.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Sal%C3%B3n_literario

http://www.il3.ub.edu/es/curso/curso-especializacion-lectura-didactica-literatura-tic.html

http://www.terra.es/personal4/phantom_2001/topoi.htm

http://www.monografias.com/trabajos10/poet/poet.shtml

http://www.areahiphop.com/maquetas.php?i=135

3 comentarios en “PRODESSE ET DELECTARE

  1. «Enseñar deleitando» es una de las aspiraciones universales de toda la pedagogía y en ocasiones se convierte en el ideal literario de toda una época (por ejemplo, el siglo XVIII, la llamada Ilustración o neoclasicismo se basa en el didactismo y el «prodesse et delctare» horaciano). Muchos pedagogos afirman que se puede aprender mucho, y bien, divirtiéndose, ya sea con actividades escolares originales o con la educación informal que facilita la televisión (documentales, concursos), internet y los videojuegos, las asociaciones (excursionistas, deportivas, etc.). Es cierto y en literatura encontramos también muchas formas y géneros que persiguen este loable intento: las fábulas y los apólogos (de tradición oriental o grecolatina), los «exempla» medievales, los cuentos con moraleja (¿os acordáis de El Conde Lucanor de Don Juan Manuel, allá por el siglo XIV? o de muchoscuentos de hadas dulcificados a lo «walt disney»), etc. Se corre el riesgo en ocasiones de caer en un moralismo excesivo, en un maniqueísmo que simplifica la realidad o un esquemático y rígido seguimiento de principios religiosos o éticos que no siempre tiene buena acogida en la literatura.
    Como ejemplo, os dejo aquí una fábula humoríostica de Ramón de Campoamor (poeta del siglo XIX, en plena época realista) con una divertida moraleja:

    EL REINO DE LOS BEODOS

    Tuvo un reino una vez tantos beodos,
    que se puede decir que lo eran todos,
    en el cual por ley justa se previno:
    -Ninguno cate el vino
    Con júbilo el más loco
    aplaudióse la ley, por costar poco:
    acatarla después, ya es otro paso;
    pero en fin, es el caso
    que la dieron un sesgo muy distinto,
    creyendo que vedaba sólo el tinto,
    y del modo más franco
    se achisparon después con vino blanco.
    Extrañado que el pueblo no la entienda,
    el Senado a la ley pone una enmienda,
    y a aquello de: Ninguno cate el vino,
    añadió, blanco, al parecer, con tino.
    Respetando la enmienda el populacho,
    volvió con vino tinto a estar borracho,
    creyendo por instinto ¡mas qué instinto!
    que el privado en tal caso no era el tinto.
    Corrido ya el Senado,
    en la segunda enmienda, de contado
    -Ninguno cate el vino,
    sea blanco, sea tinto-, les previno;
    y el pueblo, por salir del nuevo atranco,
    con vino tinto entonces mezcló el blanco;
    hallando otra evasión de esta manera,
    pues ni blanco ni tinto entonces era.
    Tercera vez burlado,
    -No es eso, no señor, -dijo el Senado-;
    o el pueblo es muy zoquete, o muy ladino:
    se prohibe mezclar vino con vino-.
    Mas ¡cuánto un pueblo rebelado fragua!
    ¿Creéis que luego lo mezcló con agua?
    Dejando entonces el Senado el puesto,
    de ese modo al cesar dio un manifiesto:
    La ley es red, en la que siempre se halla
    descompuesta una malla,
    por donde el ruín que en su razón no fía,
    se evade suspicaz… ¡Qué bien decía!
    Y en lo demás colijo
    que debiera decir, si no lo dijo:
    Jamás la ley enfrena
    al que a su infamia su malicia iguala:
    si se ha de obedecer, la mala es buena;
    mas si se ha de eludir, la buena es mala.

  2. Este mismo tópico ya aparecía en el Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita, en el prólogo de don Juan Manuel a El Conde Lucanor o en el de Fernando de Rojas para La Celestina, y un largo etcétera. O como dice Mary Poppins in a «A Spoon Full of Sugar»:
    In every job that must be done there is an element of fun…

  3. Prodesse et delectare, es el tópico horaciano, que considero, el mas importante en la enseñanza pedagógica constructiva interactiva, donde la clase constituye una fiesta didáctica y el aprendizaje muy placentero, aplicándolo en todas las disciplinas culturales’partiendo de los recursos literarios, cuentos, fábulas, biografías paralelas.pensamientos universales;poesías didácticas…en fin es un deleite tanto para el docente como al sujeto cognoscente…

Deja un comentario